Tu niño interior vive y (tal vez) grita tan fuerte que no lo oís
¿Te descubriste a vos mismo reaccionando de manera desmedida ante una nimiedad? Es muy probable que tengas tu niño interior herido.
¿Qué es nuestro niño interior?
El niño interior es
aquella parte de nosotros mismos que salta de manera automática, reactiva, ante
situaciones de la vida cotidiana que no representan ninguna ofensa ni amenaza
real para nosotros. Sin embargo, el cerebro, en su desesperado intento por
librarnos de las experiencias que se han quedado atascadas en el complejo
entramado de nuestras redes neuronales, lo que hace es detonar los recursos con
los que podríamos cambiar el resultado de aquello que nos hirió en su momento y
que, tal vez, ni siquiera recordemos ni mucho menos identifiquemos qué fue
exactamente.
Mediante la
repetición sistemática de aquello que sentimos, pensamos y llevamos a la acción
en el pasado, cuando éramos niños, nuestro subconsciente busca que ahora el desenlace
sea diferente de aquel que nos hirió en el pasado, porque el propósito de esa
parte no lógica ni consciente de nuestro cerebro es el de reparar el pasado y así
permitirnos alcanza la reivindicación de una adultez sana y madura.
La vida vs las pelis – nuestro niño interior no es responsabilidad del coprotagonista
Lamentablemente, (o
afortunadamente) la vida no es El show de Truman, por lo que las
personas que nos rodean no tienen ni la más remota idea de que pretendemos que
ellas sean nuestro vehículo para la sanación de ese niñito herido que despliega
berrinches. Y, me permito un spoiler, aunque lo supieran, probablemente
no harían nada al respecto.
Pero ¡qué
malvadas! ¡¿Por qué no harían nada?!
Porque la
sanación de nuestro niño interior es nuestra responsabilidad.
¿Querés saber
cómo sanarlo? Te dejo esta guía para que la pongas en práctica hoy mismo.
¡Ah! ¿Aún no
sabés si tu niño interior está herido o no? Don’t worry, acá te dejo un
video en el que te explico los síntomas que manifiestan las personas con niños
heridos en el rincón de su corazón.
Sigamos…
¿Qué puedo lograr con mi niño interior sano?
¡Y este es el
verdadero meollo de la cuestión! Cuando tu niño interior está sano, los logros
que vas a poder alcanzar te van a resultar sorprendentes… porque una vez sanás
tu niño interior, este no desaparece, sino que se pone juguetón, creativo y
mimoso, y esto es de lo que te permite empoderarte:
Creatividad
Preparate para
olvidarte del “no sé cómo” y del “no me di cuenta”, porque tu mente va a andar
volando. Un niño interior creativo es un secretario personal hipereficiente a
la hora de resolver problemas, de darle ideas a tus hijos para debatir con maestros
y profes poniéndose a su altura, y para convertir una tortilla en una cazuela
que se sirve en copas de vidrio… sin que deje de ser una tortilla. Te lo digo
posta: prepárate, porque tu vida simplemente despega.
Hacer
que las cosas sucedan
Cuando tu niño interior
está sano, dejás de ver la vida como algo que “te pasa” y “es”, independientemente
de vos y, como si esto fuera poco, se da el lujo de llevarte de la oreja de un
lado a otro y de atarte a una silla cuando se le canta; no, no, ahora las cosas
van a ser muy diferentes.
Sin darte cuenta,
vas a tomar la sartén por el mango para pasar a ser el escultor de tu vida, el
arquitecto y el albañil también (ojo al piojo, que hay que trabajar duro y
parejo, porque las cosas no se hacen solas, sino que las hacés vos, a tu
imagen, gusto y semejanza).
A partir de
ahora, querer es poder.
Gestión de emociones
Tus emociones
pasan de ser las cataratas del Niágara a convertirse en un par de patines que,
bajo tu completo dominio, te llevan a donde vos quieras.
Este fenómeno se
debe a un recurso invaluable: te lo presento, se llama asertividad, y es
un privilegio del que solo quienes tienen a su niñito interno bien sanito gozan.
Relaciones increíbles (y por
los motivos correctos)
Sí, no te asustes,
que no van a ser increíbles por las razones a las que venís acostumbrado, sino
que lo serán por las razones que siempre debieron haberlo sido: compañerismo,
respeto, trabajo en equipo, empatía, cariño, amor… y sí, obviamente, ¡¡¡muchísima
pasión, que no ni no!!!
Si tenés el niño interno
herido, es 101 % probable que hayas estado tomando tus decisiones en base a “necesidades”,
necesidades ficticias, creadas en tu mente, claro está.
Sentís que necesitás
a tu pareja, que necesitás la validación de los demás y que necesitás la
estabilidad de un trabajo de nueve a cinco. Pero a partir de ahora todo lo que
decidas va a ser porque vos optás por ello, lo elegís, evaluás opciones y te
quedás con la que más te gusta. ¿Qué talco?
Vestite de gala,
porque quien está llegando es la autenticidad.
¿Gustó o no
gustó? Si gustó, seguime en Youtube, que te comparto cosas de este estilo. Para
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See you later,
alligator!
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