¿Y si nos morimos? Por un rato digo…



¿Por qué no? ¿Por qué no darle a la muerte una oportunidad y viajar con ella por un ratito? Tan malo no debe ser, ¿no? Hasta ahora nadie regresó de su regazo amoroso… ¿o será que son fauces? Miento, hubo quienes regresaron y la gran mayoría volvieron enojadísimos… enojadísimos de tener que volver a andar por estos lares tan complicados siendo que lo que hay más allá, a unos treinta segunditos sin oxígeno, es mucho más relajado, holgado… distendido.

 

En fin, la idea es conversar con ella un ratito y ver qué tiene para contarnos, para mostrarnos, para enseñarnos. Y para ello seleccioné las siguientes joyitas que quiero compartir con vos… ¿Empezamos?

 

Necroslogía – una antología de la muerte

 

Te lo confieso sin tapujos: mi fascinación por la muerte comenzó cuando tenía tres años. Un día mi madre me despertó mientras estaba durmiendo en el sofá cama que era, valga la redundancia, mi cama en el living, y me dijo que no sé quién (una señora) había muerto. Algo se despertó en mí.

 

“¿Voy a ver a alguien muerto?”, me pregunté con más emoción que miedo. Pero no, porque no recuerdo qué hicieron conmigo esa noche, pero sé que, muy a mi pesar, al velorio no fui.

Ese fue el detonante que me convertiría en una amante de la muerte y de sus secretos, tanto fue así que a los doce años no me despegaba de mi madrastra, ya que ella siempre tenía historias del más allá para contar, y yo misma me embarqué en la escritura de cuentos de amantes que quedaban separados (y, curiosamente, también unidos) gracias a que la muerte se interponía en sus caminos.

 

¿En qué derivó todo eso? Bueno, en más de lo mismo: seguí leyendo y también escribiendo acerca de la muerte. Por eso en esta oportunidad te quiero compartir un libro que me ha “dejao pasmaa”, y por las razones correctas.


 Necroslogía – una antología de la muerte

 

Miralo, hasta la portada es una monada, ¿o no? Bien, pero para que yo te lo recomiende posta, el contenido tiene que ser mil veces mejor, y este es el caso de Necroslogía – una antología de la muerte.  

 

Lo que más me gustó de este libro que en realidad me gustó todo, es que sus autores se las ingenian para que la línea entre la vida y la muerte se desdibuje, lo que me llevó a preguntarme en varias ocasiones qué escenario me encontraba transitando exactamente.

 

Otro elemento que me pareció imperdible es el humor, y no te hablo del humor negro y grotesco que utilizo yo, no, no, sino de un humor sutil, encantador… inspirador que algunos de los cuentos entrelazan en sus tramas. Una joya.

 

Entonces… ¿leerlo o no leerlo?

 

No leas este libro si andás con unas ganas locas de perderte en unas páginas que no solo te van a sacar de tu rutina, sino que le van a abrir la puerta a la reflexión, a la sensibilidad y a un replanteo bastante cabal (como si cabal y bastante fueran una pareja factible) de tu realidad y de la vida que en ella llevás a todas partes.

 

Acá te lo dejo, servidito en bandeja:

 

Necroslogía, una antología de la muerte  

 

Rigor mortis – Invisible – Aventura 1



Bueno, pero ¿qué es esto? ¿Es una novela? ¿Es un cuento? ¿Es una obra de teatro? Bueno, surgió como esto último y terminó transformándose en esto que te cuento… en una aventura.

Se trata de un híbrido entre el cuento y la novela. Si te leíste alguno de los diarios de Greg, sabés de lo que te hablo. Eso sí, no tiene los dibujitos preciosos del Diario de Greg, pero el lenguaje es tan… tan descriptivo que estoy segura que te los podés imaginar vos mismo.

¿Cómo sé de qué forma surgió el libro y en qué terminó convirtiéndose? Bueno, porque lo escribí yo. Sí, yo misma; yo mismita. Lorena Tercon Arbiza, la que viste y calza, así que te puedo contar muchas cosas de Rigor mortis.  

Una de ellas, la más importante que tenés que saber antes de decidir leerlo o no leerlo, es que hay una madre muy angustiada porque su hija no llega a su propio velorio, sí al de ella misma, ¡una muerta que se da el lujo de no llegar a su propio velorio! Y, como todo en esta vida, cuando no tomamos una oportunidad que nos la presentan servidita, ¡otro la toma en nuestro lugar! Así es. el que se fue a Sevilla perdió su silla: otra muerta llega al velorio en su lugar y Pablo, el sepelio planner más pintoresco de Montevideo (¿será porque es el único?), debe mover cielo y tierra para encontrar a la muerta que no llega y averiguar quién es la muerta que llegó.

En este interín, para qué te cuento que el padre de la finadita se entera de un secreto familiar de esos que destruyen hogares, aniquilan autoestimas y llevan al femicidio. Aunque, tranqui, que no pasa nada de esto, porque el hogar ya había quedado destruido cuando se murió su hija, autoestima nunca tuvo y femicidio… bueno, ya se habían encargado de hacerle el trabajito a su hija y a la otra muertita que llegó sin previo aviso.

Entonces… ¿leerlo o no leerlo?

¡Esa es la cuestión! Y nunca mejor dicho que ahora, porque, te soy sincera, solo te recomiendo este libro si te bancás una buena dosis de humor negro (y algo grotesquito). De lo contrario… elegite Necroslogía o seguí de largo para el siguiente… 

El otro universo




En esta oportunidad, nos ponemos serios, sentimentales y reflexivos. No es una novela, sino un cuento, un cuento corto, pero con tanto bagaje por detrás que vas a sentir como si estuvieras leyendo una biografía entera.

Alyssa, diecisiete años e incontables abusos a cuestas, se enfrenta a los demonios que, de tanto perseguirla, se incrustaron en ella y se le hicieron propios. Ahora, en la casa de la playa donde todo ocurrió se enfrenta cara a cara con el mar. ¿Será su verdugo o su redentor?

No tan rápido, porque no todo está dicho… la vocecita ya habló y no provino de su interior. ¿Te animás a escucharla con Alyssa?

Te lo dejo sobre la mesa: El otro universo, un cuento que sana tus traumas pasados.

Contame… ¿cuál vas a elegir para tus tardes literarias?

¿Que qué? ¿Que no te gusta leer? Pero ¡me cacho en diez! ¿Por qué no me lo dijiste antes para que te recomendara de one Susurros en la oscuridad, un audiocuento? ¿Ves lo importante que es comunicarse con asertividad? Qué cosita, ché...


Enjoy it!


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